/ viernes 19 de octubre de 2018

Humanitas: arte y pasión

El tatuaje ha sido una marca, un signo, un ritual mágico-curativo, una segunda piel que desde los tiempos más remotos el hombre ha utilizado con distintos fines. Una evidencia de su uso más remoto con la que se cuenta es el descubrimiento de Ötzy un cazador neolítico que fue encontrado en un glaciar de los Alpes orientales en la frontera entre Austria e Italia. Este individuo se momificó por efecto de los hielos eternos en las montañas, el cuerpo data de hace más de 5000 años.

El cuerpo momificado de Ötzy se encuentra en el Museo Arqueológico de del Tirol del Sur en Italia, y ha sido objetos de múltiples estudios y análisis en virtud del estado en el que se conservó.

Una de los detalles que llamaron nuestra atención es que Ötzy presentaba muchos tatuajes en su cuerpo, 61 tatuajes en la muñeca izquierda, 2 en la zona lumbar, 5 en la pierna derecha, 2 en la izquierda, consistiendo en diseños de rayas paralelas. Los científicos suponen que eran de carácter mágico curativo, ya que padecía artritis y otras dolencias.

Este personaje de acuerdo a estudios forenses fue asesinado y presentaba rasgos de haber luchado cuando menos con dos enemigos. Una punta de flecha perforó un pulmón y recibió varios golpes y cortes en el cuerpo. Llevaba consigo un cuchillo de sílex con rastros de sangre de un individuo, una punta de flecha con sangre de otra persona. Tenía un carcaj lleno de flechas con puntas de madera y de pedernal, un hacha de cobre y sílex con mango de madera, portaba también un hongo con características antibacteriales.

Sin embargo, lo que nos llama la atención de tan importante descubrimiento son los tatuajes que portaba este personaje, que nos indican de lo habitual que ha sido en la historia humana la decoración del cuerpo ya sea a base de pintura corporal o tatuajes con fines rituales, mágicos, guerreros, eróticos.

Sabemos que en Egipto las mujeres tatuaban su cuerpo con fines de demostrar nobleza. También se tatuaban la pelvis con fines eróticos y curativos usaban la hena y agujas de oro para tatuar.

La proliferación del tatuaje en occidente se debe a las expediciones del explorador ingles James Cook en la Polinesia en 1771 donde su tripulación se fascinó con los tatuajes que utilizaban los pobladores de aquellas tierras, de hecho, la palabra tatoo proviene del samoano tatau. Estos marineros aprendieron la técnica y la llevaron consigo, convirtiendo el tatuaje en una insignia de marineros, en la novela de Moby Dick de Herman Melville (1851) aparece un personaje de una tribu del pacífico con el cuerpo cubierto de tatuajes para intimidar a sus enemigos. Más tarde durante el siglo XX se asoció este tipo de marcas y distinciones con los soldados y prisioneros. También la iglesia consideró el tatuaje durante mucho tiempo como una práctica de pueblos primitivos no cristianos ya que consideraba al cuerpo un tabú. Para finales del siglo XX y principios del XXI el tatuaje se convierte en una declaración personal. Un símbolo que realza la estética corporal convirtiéndose incluso en obras de arte.

El tatuaje ha sido una marca, un signo, un ritual mágico-curativo, una segunda piel que desde los tiempos más remotos el hombre ha utilizado con distintos fines. Una evidencia de su uso más remoto con la que se cuenta es el descubrimiento de Ötzy un cazador neolítico que fue encontrado en un glaciar de los Alpes orientales en la frontera entre Austria e Italia. Este individuo se momificó por efecto de los hielos eternos en las montañas, el cuerpo data de hace más de 5000 años.

El cuerpo momificado de Ötzy se encuentra en el Museo Arqueológico de del Tirol del Sur en Italia, y ha sido objetos de múltiples estudios y análisis en virtud del estado en el que se conservó.

Una de los detalles que llamaron nuestra atención es que Ötzy presentaba muchos tatuajes en su cuerpo, 61 tatuajes en la muñeca izquierda, 2 en la zona lumbar, 5 en la pierna derecha, 2 en la izquierda, consistiendo en diseños de rayas paralelas. Los científicos suponen que eran de carácter mágico curativo, ya que padecía artritis y otras dolencias.

Este personaje de acuerdo a estudios forenses fue asesinado y presentaba rasgos de haber luchado cuando menos con dos enemigos. Una punta de flecha perforó un pulmón y recibió varios golpes y cortes en el cuerpo. Llevaba consigo un cuchillo de sílex con rastros de sangre de un individuo, una punta de flecha con sangre de otra persona. Tenía un carcaj lleno de flechas con puntas de madera y de pedernal, un hacha de cobre y sílex con mango de madera, portaba también un hongo con características antibacteriales.

Sin embargo, lo que nos llama la atención de tan importante descubrimiento son los tatuajes que portaba este personaje, que nos indican de lo habitual que ha sido en la historia humana la decoración del cuerpo ya sea a base de pintura corporal o tatuajes con fines rituales, mágicos, guerreros, eróticos.

Sabemos que en Egipto las mujeres tatuaban su cuerpo con fines de demostrar nobleza. También se tatuaban la pelvis con fines eróticos y curativos usaban la hena y agujas de oro para tatuar.

La proliferación del tatuaje en occidente se debe a las expediciones del explorador ingles James Cook en la Polinesia en 1771 donde su tripulación se fascinó con los tatuajes que utilizaban los pobladores de aquellas tierras, de hecho, la palabra tatoo proviene del samoano tatau. Estos marineros aprendieron la técnica y la llevaron consigo, convirtiendo el tatuaje en una insignia de marineros, en la novela de Moby Dick de Herman Melville (1851) aparece un personaje de una tribu del pacífico con el cuerpo cubierto de tatuajes para intimidar a sus enemigos. Más tarde durante el siglo XX se asoció este tipo de marcas y distinciones con los soldados y prisioneros. También la iglesia consideró el tatuaje durante mucho tiempo como una práctica de pueblos primitivos no cristianos ya que consideraba al cuerpo un tabú. Para finales del siglo XX y principios del XXI el tatuaje se convierte en una declaración personal. Un símbolo que realza la estética corporal convirtiéndose incluso en obras de arte.