/ viernes 16 de noviembre de 2018

Humanitas: arte y pasión

Recientemente se inauguró un nuevo recinto museístico en la ciudad de Querétaro, en un edificio histórico, emblemático de la historia de nuestra ciudad, a un lado del templo de La Cruz, el Museo de Arte Contemporáneo de Querétaro. Este importante proyecto lo realizó la Secretaria de Cultura del Poder Ejecutivo del Estado cuya titular Paulina Aguado Romero, quien acertadamente, respondiendo a un compromiso del gobernador con la sociedad y con la comunidad artística queretana, impulsó la creación de este espacio dedicado al arte contemporáneo, al pensamiento crítico y a la documentación.

El nuevo museo exhibe una exposición colectiva de 87 obras de 64 artistas internacionales, nacionales y locales, organizando un recorrido museográfico y un guion curatorial que presenta obras de video-documental, mural urbano, grafiti, instalación, escultura, pintura contemporánea, fotografía y objetos artísticos manipulables.

En una primera experiencia visual se encuentra el visitante con una ágora impecable, que dialoga con el edificio histórico y sus vidrieras contemporáneas, sobre este espacio abierto se erigen dos esculturas de gran formato y una instalación: Salvador Dalí, Javier Marín y Antonio O’Connell, este último propone una casa destruida o el momento de su destrucción, como una imagen congelada que nos revela la estética del material que se transforma, el momento justo del desastre, una metáfora de la fragilidad de hogar, de la unidad familiar y de nuestro entorno.

En las galerías de cristal en la planta baja dos esferas penden en la quietud de la mañana; una señal del camino amarillo conduce a una ciudad de azúcar de colores que nos conmina a mirar la fragilidad y lo efímero de los objetos artísticos contemporáneos. Nos reciben también unas esculturas del artista Ramsés de la Cruz, un yelmo o armaduras de un caballero y su caballo, hecho con carpetas de hilo tejidas a mano. La fragilidad del material se confronta con la forma de la armadura, con ello el artista plantea vulnerar la dureza y las corazas que se impone el ser y que bloquean su creatividad.

En una sala audiovisual la artista Tania Candiani nos presenta el video “Sireny” en el que documenta una acción en la que utiliza voces humanas que simulan las sirenas de los barcos como un canto que reactivará el muelle abandonado de “Nowy Port” Polonia, representando la nostalgia y abandono del muelle. Tania realiza códigos sonoros como herramienta para crear ficciones.

En la estética de la destrucción Gustavo Villegas (México, 1976) presenta una instalación titulada “Kobani” que reproduce dicha ciudad de Siria que fue destruida y abandonada por un intenso bombardeo en 2015. El resultado es impactante, como a través de 500 pequeños cubos de cemento denuncia en esta maqueta la abominable destrucción humana. Quedan en esta instalación silentes los gritos de la gente, el llanto, el dolor y el estruendo, solo el fantasma de la ausencia. En el mismo pasillo en otra galería, Rubén Maya nos presenta una instalación titulada “Del espíritu mutado al ser expandido” en la que nos activa la relación con el ser y sus sombras. Unos seres imaginarios con múltiples ojos y colores, luces, hilos que fosforecen como cordones entre el espíritu y sus sombras; unas cintas sonoras con mantras nos provocan una experiencia mística-sensorial.

En un cubo de la planta baja que se conecta con una sala de la planta alta una obra textil del artista Shinpei Takeda (Japón, 1978) titulada “Inscription, beta Decay 7” se tensiona desde una altura máxima para representar los 113 poemas que han escrito habitantes de México y San Diego, USA, respecto al significado de la llegada, de recibir al extraño, al otro. Una serie de hilos representan pensamientos o trayectorias cuánticas que colisionan en encuentros. Takeda cuestiona sobre la posibilidad de saber recibir al otro y llegar donde el otro.

En otra sala de la planta baja al final se encuentra una instalación de Erika Harrrsh (México, 1970) titulada “Bajo el mismo cielo soñamos” en la que documenta la experiencia de la migración, los sueños de los niños y adultos migrantes que buscan una vida mejor.

En una sala dedicada al Coleccionismo en el centro se sitúa una pieza emblemática del arte contemporáneo de nuestro tiempo “Ballon Rabbit” del norteamericano Jeff Koons, quien ha transitado por una estética kitsch convirtiendo sus obras en objetos de deseo altamente cotizados en el mercado del arte.

Para terminar esta primera parte mencionamos dos obras del artista británico Joe Black quien utiliza pequeños objetos para crear obras de distintos formatos, en este caso un soldado chino formado por 5500 soldados de juguete hechos en china y un retrato de Albert Einstein realizado con botones que vibran como pixeles de color. Su estética está inmersa en el Pop Art warholiano. Continuaremos narrando en la próxima entrega las obras que alberga el nuevo Museo de Arte Contemporáneo de Querétaro.

bobiglez@gmail.com

Recientemente se inauguró un nuevo recinto museístico en la ciudad de Querétaro, en un edificio histórico, emblemático de la historia de nuestra ciudad, a un lado del templo de La Cruz, el Museo de Arte Contemporáneo de Querétaro. Este importante proyecto lo realizó la Secretaria de Cultura del Poder Ejecutivo del Estado cuya titular Paulina Aguado Romero, quien acertadamente, respondiendo a un compromiso del gobernador con la sociedad y con la comunidad artística queretana, impulsó la creación de este espacio dedicado al arte contemporáneo, al pensamiento crítico y a la documentación.

El nuevo museo exhibe una exposición colectiva de 87 obras de 64 artistas internacionales, nacionales y locales, organizando un recorrido museográfico y un guion curatorial que presenta obras de video-documental, mural urbano, grafiti, instalación, escultura, pintura contemporánea, fotografía y objetos artísticos manipulables.

En una primera experiencia visual se encuentra el visitante con una ágora impecable, que dialoga con el edificio histórico y sus vidrieras contemporáneas, sobre este espacio abierto se erigen dos esculturas de gran formato y una instalación: Salvador Dalí, Javier Marín y Antonio O’Connell, este último propone una casa destruida o el momento de su destrucción, como una imagen congelada que nos revela la estética del material que se transforma, el momento justo del desastre, una metáfora de la fragilidad de hogar, de la unidad familiar y de nuestro entorno.

En las galerías de cristal en la planta baja dos esferas penden en la quietud de la mañana; una señal del camino amarillo conduce a una ciudad de azúcar de colores que nos conmina a mirar la fragilidad y lo efímero de los objetos artísticos contemporáneos. Nos reciben también unas esculturas del artista Ramsés de la Cruz, un yelmo o armaduras de un caballero y su caballo, hecho con carpetas de hilo tejidas a mano. La fragilidad del material se confronta con la forma de la armadura, con ello el artista plantea vulnerar la dureza y las corazas que se impone el ser y que bloquean su creatividad.

En una sala audiovisual la artista Tania Candiani nos presenta el video “Sireny” en el que documenta una acción en la que utiliza voces humanas que simulan las sirenas de los barcos como un canto que reactivará el muelle abandonado de “Nowy Port” Polonia, representando la nostalgia y abandono del muelle. Tania realiza códigos sonoros como herramienta para crear ficciones.

En la estética de la destrucción Gustavo Villegas (México, 1976) presenta una instalación titulada “Kobani” que reproduce dicha ciudad de Siria que fue destruida y abandonada por un intenso bombardeo en 2015. El resultado es impactante, como a través de 500 pequeños cubos de cemento denuncia en esta maqueta la abominable destrucción humana. Quedan en esta instalación silentes los gritos de la gente, el llanto, el dolor y el estruendo, solo el fantasma de la ausencia. En el mismo pasillo en otra galería, Rubén Maya nos presenta una instalación titulada “Del espíritu mutado al ser expandido” en la que nos activa la relación con el ser y sus sombras. Unos seres imaginarios con múltiples ojos y colores, luces, hilos que fosforecen como cordones entre el espíritu y sus sombras; unas cintas sonoras con mantras nos provocan una experiencia mística-sensorial.

En un cubo de la planta baja que se conecta con una sala de la planta alta una obra textil del artista Shinpei Takeda (Japón, 1978) titulada “Inscription, beta Decay 7” se tensiona desde una altura máxima para representar los 113 poemas que han escrito habitantes de México y San Diego, USA, respecto al significado de la llegada, de recibir al extraño, al otro. Una serie de hilos representan pensamientos o trayectorias cuánticas que colisionan en encuentros. Takeda cuestiona sobre la posibilidad de saber recibir al otro y llegar donde el otro.

En otra sala de la planta baja al final se encuentra una instalación de Erika Harrrsh (México, 1970) titulada “Bajo el mismo cielo soñamos” en la que documenta la experiencia de la migración, los sueños de los niños y adultos migrantes que buscan una vida mejor.

En una sala dedicada al Coleccionismo en el centro se sitúa una pieza emblemática del arte contemporáneo de nuestro tiempo “Ballon Rabbit” del norteamericano Jeff Koons, quien ha transitado por una estética kitsch convirtiendo sus obras en objetos de deseo altamente cotizados en el mercado del arte.

Para terminar esta primera parte mencionamos dos obras del artista británico Joe Black quien utiliza pequeños objetos para crear obras de distintos formatos, en este caso un soldado chino formado por 5500 soldados de juguete hechos en china y un retrato de Albert Einstein realizado con botones que vibran como pixeles de color. Su estética está inmersa en el Pop Art warholiano. Continuaremos narrando en la próxima entrega las obras que alberga el nuevo Museo de Arte Contemporáneo de Querétaro.

bobiglez@gmail.com