/ viernes 18 de enero de 2019

Humanitas: arte y pasión

Nuestra relación con lo real, o mejor dicho lo que entendemos por real, ahora se sabe que es una construcción subjetiva, en la que intervienen el inconsciente y el consiente, y en la medida que lo procesan es que le damos significados a lo real.

Estos hallazgos nos llevan a reflexiones que nos hacen dudar o desconfiar de los sentidos, que los hemos entendido como instrumentos de navegación para la vida misma. Sin embargo, la información que nos brindan no es precisa, a veces nos engañan, o tal vez nos proveen de información tocada por el inconsciente, la memoria, los sueños y experiencias. ¿En donde se encuentra la frontera o el umbral en el que se traspasa el espejo? no lo sabremos solo Alicia y el gato Cheshire. Hay fuerzas que irrumpen en nuestras decisiones.

Nos han dicho que el presente es consecuencia de las decisiones que tomamos. Si quieres saber tu futuro piensa que estás haciendo en el presente, y si quieres explicar tu presente analiza el pasado. Sería como el jardín de los senderos que se bifurcan o la paradoja de interactuar en el tiempo simultáneamente.

Hay una pulsión cultural que nos dice que podemos aplicar el libre albedrío en nuestra vida, pero ¿realmente estamos ejerciendo esta libertad al cien por ciento o algo controla nuestra mente, pensamientos y acciones? El inconsciente posee la astucia de la audacia que permite que se cumplan o que se exprese toda la energía oscura (como metáfora) que habita en ella y que cotidianamente se manifiesta desde lo que llamamos consciente.

Borges buscaba en el Aleph un punto en donde convergieran todos los puntos y espacios del universo. Un lugar en donde se unifican todas las fuerzas de la naturaleza. La búsqueda de la unidad en medio de la fragmentación. Entender que todos y todo está hecho de lo mismo, polvo estelar, partículas atómicas, un universo formado por diminutas cuerdas que vibran y son indicios de la unidad.

El dios de Baruch Espinoza (S. XVII) es precisamente la naturaleza, es en ella donde tal vez se encuentra dicha unidad, es decir, en todo lo que nos rodea está lo sagrado. Dios es mera sustancia del universo natural. Albert Einstein afirmaba que creía en un dios que se manifiesta armoniosamente en todo lo que nos rodea, y no en un dios personal que se interesa en el destino y las acciones humanas.

Sabemos que existe un mundo, o mejor dicho un universo invisible, cuando menos es invisible a nuestros ojos, cargado de energías, de partículas subatómicas, de cosas maravillosas que contienen el principio del universo, el instante.

La búsqueda del instante fue para Octavio Paz el crisol en el que convergen todos los puntos del espacio y del tiempo, la unidad. Un campo unificado que pudiera explicarlo todo. La poesía la convirtió Paz en una totalidad de instantes, en donde se manifiestan todas las fuerzas cósmicas, principalmente la fuerza del amor, del otro. “Tose se comunica y transfigura… a donde yo soy tú somos nosotros… (Piedra de sol)

bobiglez@gmail.com

Nuestra relación con lo real, o mejor dicho lo que entendemos por real, ahora se sabe que es una construcción subjetiva, en la que intervienen el inconsciente y el consiente, y en la medida que lo procesan es que le damos significados a lo real.

Estos hallazgos nos llevan a reflexiones que nos hacen dudar o desconfiar de los sentidos, que los hemos entendido como instrumentos de navegación para la vida misma. Sin embargo, la información que nos brindan no es precisa, a veces nos engañan, o tal vez nos proveen de información tocada por el inconsciente, la memoria, los sueños y experiencias. ¿En donde se encuentra la frontera o el umbral en el que se traspasa el espejo? no lo sabremos solo Alicia y el gato Cheshire. Hay fuerzas que irrumpen en nuestras decisiones.

Nos han dicho que el presente es consecuencia de las decisiones que tomamos. Si quieres saber tu futuro piensa que estás haciendo en el presente, y si quieres explicar tu presente analiza el pasado. Sería como el jardín de los senderos que se bifurcan o la paradoja de interactuar en el tiempo simultáneamente.

Hay una pulsión cultural que nos dice que podemos aplicar el libre albedrío en nuestra vida, pero ¿realmente estamos ejerciendo esta libertad al cien por ciento o algo controla nuestra mente, pensamientos y acciones? El inconsciente posee la astucia de la audacia que permite que se cumplan o que se exprese toda la energía oscura (como metáfora) que habita en ella y que cotidianamente se manifiesta desde lo que llamamos consciente.

Borges buscaba en el Aleph un punto en donde convergieran todos los puntos y espacios del universo. Un lugar en donde se unifican todas las fuerzas de la naturaleza. La búsqueda de la unidad en medio de la fragmentación. Entender que todos y todo está hecho de lo mismo, polvo estelar, partículas atómicas, un universo formado por diminutas cuerdas que vibran y son indicios de la unidad.

El dios de Baruch Espinoza (S. XVII) es precisamente la naturaleza, es en ella donde tal vez se encuentra dicha unidad, es decir, en todo lo que nos rodea está lo sagrado. Dios es mera sustancia del universo natural. Albert Einstein afirmaba que creía en un dios que se manifiesta armoniosamente en todo lo que nos rodea, y no en un dios personal que se interesa en el destino y las acciones humanas.

Sabemos que existe un mundo, o mejor dicho un universo invisible, cuando menos es invisible a nuestros ojos, cargado de energías, de partículas subatómicas, de cosas maravillosas que contienen el principio del universo, el instante.

La búsqueda del instante fue para Octavio Paz el crisol en el que convergen todos los puntos del espacio y del tiempo, la unidad. Un campo unificado que pudiera explicarlo todo. La poesía la convirtió Paz en una totalidad de instantes, en donde se manifiestan todas las fuerzas cósmicas, principalmente la fuerza del amor, del otro. “Tose se comunica y transfigura… a donde yo soy tú somos nosotros… (Piedra de sol)

bobiglez@gmail.com