/ viernes 25 de enero de 2019

Humanitas: arte y pasión

No podemos vivir como si la belleza no existiera. La belleza en el sentido tradicional puede describirse como aquello que manifiesta la forma en una disposición armoniosa de todas las partes del todo, con proporción, orden y simetría. Se entienden dos tipos de belleza la natural y la artística. La belleza también ha sido descrita como resplandor del ser. San Agustín involucra a la belleza con unidad, número, igualdad proporción y orden. A la unidad corresponde el número, a éste la unidad y la proporción, y de todos surge el orden. Para San Agustín el orden es proporción y armonización de las partes, que producen la belleza. Pero la belleza es una especie de acuerdo entre los hombres, partiendo de los modelos que la naturaleza nos presenta. La belleza nos hace felices, nos proporciona una sensación de placer, forma y proporción es parte de la experiencia humana que nos promete seguridad. En la naturaleza la simetría tiene un sentido muy elevado, por ejemplo, en la reproducción de especies, y en las formas de plantas y toda cosa viviente, a diferencia de lo asimétrico, que es posible que en el mundo animal no sea objeto de reproducción. Se dice que la belleza, la simetría y otras cosas activan el dispositivo de recompensas en nuestro cerebro, nos da seguridad y buenos sentimientos. Nos resulta problemático a veces, entender o conceptualizar la belleza, sin embargo, cuando la vemos la reconocemos.

El arte ha sido una de las formas por las que se manifiesta la belleza. En el siglo XVIII Kant elabora el concepto de sublime, y lo suma como algo distinto a lo bello, pero al igual que éste, nos arroba, nos hace sentir según él la nobleza de la razón. Estos conceptos ocurren frente a la grandeza y la infinitud de algo, Kant dejo subordinado lo bello y lo sublime a la finalidad moral del hombre.

La noción de sublime se manifiesta durante el romanticismo, el arte de la época se contrapone al ideal ilustrado y reproduce otras formas de representar otra belleza, como es lo trágico y lo sublime. En el siglo XIX Hegel afirma que el arte ha muerto. La belleza de las formas ha cambiado. Se vuelve más importante la individualidad del artista que los cánones clásicos. El arte continúa dándole más importancia a la experiencia estética que a lo simbólico o clásico. Mauricio Beuchot nos dice que Hegel denuncia la muerte del arte, en el sentido de que la filosofía llega cuando algo ya pasó, como el búho que vuela por la tarde. Y que cuando llega la estética o la filosofía del arte a lo artístico, es señal de qué éste ya pasó, ya acabó. Esto tendría que ver más con la muerte del arte religioso, para que aparezca el arte profano, mundano, humano que revela las pasiones y los sentimientos. Por ello los románticos resaltan el carácter simbólico del arte, mientras que para Hegel esto ya estaba superado.

A pesar de ello el espíritu absoluto no puede renunciar a su dimensión estética, es decir, la experiencia estética debe continuar porque el arte es la manifestación o testimonio del espíritu. La estética se convertirá en una herramienta crítica y la belleza en una representación de las pulsiones y de los instintos, Nietzsche afirma que lo único que hace soportable la vida es el arte. Parece decir, que el arte es lo que nos salva, luego de que la religión a muerto, el arte se convierte en una suerte de metafísica que le da sentido a la vida.

bobiglez@gmail.com

No podemos vivir como si la belleza no existiera. La belleza en el sentido tradicional puede describirse como aquello que manifiesta la forma en una disposición armoniosa de todas las partes del todo, con proporción, orden y simetría. Se entienden dos tipos de belleza la natural y la artística. La belleza también ha sido descrita como resplandor del ser. San Agustín involucra a la belleza con unidad, número, igualdad proporción y orden. A la unidad corresponde el número, a éste la unidad y la proporción, y de todos surge el orden. Para San Agustín el orden es proporción y armonización de las partes, que producen la belleza. Pero la belleza es una especie de acuerdo entre los hombres, partiendo de los modelos que la naturaleza nos presenta. La belleza nos hace felices, nos proporciona una sensación de placer, forma y proporción es parte de la experiencia humana que nos promete seguridad. En la naturaleza la simetría tiene un sentido muy elevado, por ejemplo, en la reproducción de especies, y en las formas de plantas y toda cosa viviente, a diferencia de lo asimétrico, que es posible que en el mundo animal no sea objeto de reproducción. Se dice que la belleza, la simetría y otras cosas activan el dispositivo de recompensas en nuestro cerebro, nos da seguridad y buenos sentimientos. Nos resulta problemático a veces, entender o conceptualizar la belleza, sin embargo, cuando la vemos la reconocemos.

El arte ha sido una de las formas por las que se manifiesta la belleza. En el siglo XVIII Kant elabora el concepto de sublime, y lo suma como algo distinto a lo bello, pero al igual que éste, nos arroba, nos hace sentir según él la nobleza de la razón. Estos conceptos ocurren frente a la grandeza y la infinitud de algo, Kant dejo subordinado lo bello y lo sublime a la finalidad moral del hombre.

La noción de sublime se manifiesta durante el romanticismo, el arte de la época se contrapone al ideal ilustrado y reproduce otras formas de representar otra belleza, como es lo trágico y lo sublime. En el siglo XIX Hegel afirma que el arte ha muerto. La belleza de las formas ha cambiado. Se vuelve más importante la individualidad del artista que los cánones clásicos. El arte continúa dándole más importancia a la experiencia estética que a lo simbólico o clásico. Mauricio Beuchot nos dice que Hegel denuncia la muerte del arte, en el sentido de que la filosofía llega cuando algo ya pasó, como el búho que vuela por la tarde. Y que cuando llega la estética o la filosofía del arte a lo artístico, es señal de qué éste ya pasó, ya acabó. Esto tendría que ver más con la muerte del arte religioso, para que aparezca el arte profano, mundano, humano que revela las pasiones y los sentimientos. Por ello los románticos resaltan el carácter simbólico del arte, mientras que para Hegel esto ya estaba superado.

A pesar de ello el espíritu absoluto no puede renunciar a su dimensión estética, es decir, la experiencia estética debe continuar porque el arte es la manifestación o testimonio del espíritu. La estética se convertirá en una herramienta crítica y la belleza en una representación de las pulsiones y de los instintos, Nietzsche afirma que lo único que hace soportable la vida es el arte. Parece decir, que el arte es lo que nos salva, luego de que la religión a muerto, el arte se convierte en una suerte de metafísica que le da sentido a la vida.

bobiglez@gmail.com