/ viernes 6 de septiembre de 2019

Humanitas. Arte y Poder

Hace un siglo Albert Einstein planteó la idea de la energía oscura simple. Hoy sabemos que la energía oscura es la responsable de la expansión del universo. Esta energía ocupa aproximadamente el 70% del universo, mientras la materia oscura ocupa un 25%, y solamente un 5% lo ocupa la materia ordinaria que conocemos.

El Premio Nobel 2011 de física se les otorgó a los investigadores estadunidenses Adam Riess, Brian Schmit y Saul Perlmutter por sus trabajos sobre la expansión acelerada del universo a través de observaciones de supernovas distantes. La comunidad científica considera que la misteriosa energía oscura es la responsable de esta aceleración.

La materia ordinaria que es visible y que conocemos es llamada bariónica, y conforma lo que se llama el universo barionico, es decir, todo lo que podemos ver.

Las investigaciones sobre la energía oscura y la materia oscura, ratifican que estas conforman la mayor parte del universo que no podemos ver. Es un cosmos invisible, que, sin embargo, sabemos que existe por sus efectos gravitacionales, no lo podemos ver porque tal vez la energía vibra a una frecuencia que no pude ser percibida por nuestros instrumentos. La hipótesis dice que la expansión acelerada lo convertirá en un universo oscuro y frío.

Los pueblos primitivos y ancestrales rendían tributo a las energías invisibles, sabían o intuían que las fuerzas de la naturaleza estaban ahí, y que había que pactar con ellas. Por eso establecieron ritos y pactos con esas fuerzas ocultas, representadas a través de dioses, animales, arboles, rocas, montañas, ríos, que simbolizaban las fuerzas invisibles que gobiernan la naturaleza. Los hombres primitivos no invocaban a una piedra sino a lo que representaba la piedra. Ellos tenían un entendimiento o una percepción de que las fuerzas no visibles estaban ahí. La física de las partículas subatómicas comprueba la existencia de esto y provee razón a los pueblos arcaicos de cómo se relacionaban con ellas, a través de objetos, pinturas, amuletos y demás signos que nos heredaron, pero que lastimosamente hemos abandonado y olvidado.

bobiglez@gmail.com

Hace un siglo Albert Einstein planteó la idea de la energía oscura simple. Hoy sabemos que la energía oscura es la responsable de la expansión del universo. Esta energía ocupa aproximadamente el 70% del universo, mientras la materia oscura ocupa un 25%, y solamente un 5% lo ocupa la materia ordinaria que conocemos.

El Premio Nobel 2011 de física se les otorgó a los investigadores estadunidenses Adam Riess, Brian Schmit y Saul Perlmutter por sus trabajos sobre la expansión acelerada del universo a través de observaciones de supernovas distantes. La comunidad científica considera que la misteriosa energía oscura es la responsable de esta aceleración.

La materia ordinaria que es visible y que conocemos es llamada bariónica, y conforma lo que se llama el universo barionico, es decir, todo lo que podemos ver.

Las investigaciones sobre la energía oscura y la materia oscura, ratifican que estas conforman la mayor parte del universo que no podemos ver. Es un cosmos invisible, que, sin embargo, sabemos que existe por sus efectos gravitacionales, no lo podemos ver porque tal vez la energía vibra a una frecuencia que no pude ser percibida por nuestros instrumentos. La hipótesis dice que la expansión acelerada lo convertirá en un universo oscuro y frío.

Los pueblos primitivos y ancestrales rendían tributo a las energías invisibles, sabían o intuían que las fuerzas de la naturaleza estaban ahí, y que había que pactar con ellas. Por eso establecieron ritos y pactos con esas fuerzas ocultas, representadas a través de dioses, animales, arboles, rocas, montañas, ríos, que simbolizaban las fuerzas invisibles que gobiernan la naturaleza. Los hombres primitivos no invocaban a una piedra sino a lo que representaba la piedra. Ellos tenían un entendimiento o una percepción de que las fuerzas no visibles estaban ahí. La física de las partículas subatómicas comprueba la existencia de esto y provee razón a los pueblos arcaicos de cómo se relacionaban con ellas, a través de objetos, pinturas, amuletos y demás signos que nos heredaron, pero que lastimosamente hemos abandonado y olvidado.

bobiglez@gmail.com