Esta semana los reflectores de la opinión pública se enfocaron en el Consejo de Seguridad de la ONU, debido a que, el pasado lunes, México asumió la presidencia de dicho Consejo para el mes de noviembre. En este contexto, es preciso analizar qué papel desempeña el Consejo de Seguridad y cuál ha sido el recorrido histórico de nuestro país a través de este órgano.
De acuerdo con la Carta de las Naciones Unidas, el espíritu del Consejo de Seguridad radica en mantener la paz y la seguridad internacionales. Entre otras funciones, se encuentran: i) fomentar relaciones de amistad entre las naciones; ii) cooperar en la solución de problemas internacionales y en el respeto a los derechos humanos; y iii) determinar la existencia de amenazas a la paz.
¿Quiénes conforman el Consejo? Está integrado por 15 miembros. Cinco son permanentes: China, Francia, Federación de Rusia, Reino Unido y Estados Unidos —tienen poder de veto—. Y diez son no permanentes: Estonia, India, Irlanda, Kenia, México, Níger, Noruega, San Vicente y las Granadinas, Túnez y Vietnam.
México ha participado en el Consejo de Seguridad en cuatro ocasiones: en 1946 condenó el régimen militar de Francisco Franco; en 1980-1981 se enfrentó a un panorama de enorme tensión derivado de la guerra entre Estados Unidos y la URSS; en 2002-2003 optó por privilegiar la vía diplomática y rechazó el uso de la fuerza estadounidense en territorio iraquí, no obstante, se vio orillado a respaldar a Estados Unidos, Gran Bretaña y España, quienes, de forma unilateral, decidieron invadir Irak; y de 2009-2010 con la aprobación de la “Resolución 1882, sobre Niños y Conflictos Armados”, propuesta por la delegación mexicana.
Once años después, nuestro país ha sido elegido como miembro no permanente del Consejo para el período 2021-2022. Entre los temas centrales que buscará abordar México, destacan: corrupción, inequidad y exclusión; tráfico de armas ligeras; efectividad de la agenda de paz y seguridad de la ONU; así como asuntos de seguridad apremiantes —Yemen, Siria e Irak— y los casos de Somalia y Libia. Asimismo, México dirigirá la primera reunión sobre la situación en Afganistán tras el dominio del Talibán.
Ahora bien, el involucramiento en el Consejo de Seguridad, en ocasiones, produce fricciones y choques en las distintas relaciones bilaterales que el país sostiene con otras naciones. Sin embargo, el Servicio Exterior Mexicano (SEM) ha demostrado un gran profesionalismo en la construcción de puentes de diálogo. Aprovecho este espacio para sumarme a las felicitaciones con motivo del bicentenario de su creación.
La agenda multilateral de México deberá alinearse a los principios de política exterior. Ser electo para el Consejo de Seguridad supone participar en un canal de comunicación privilegiado con el resto del mundo, mismo que trasciende administraciones y blinda transexenalmente esquemas gubernamentales.
¿Será la paz y la seguridad internacionales lo que no nos define?
Consultor y profesor universitario
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