/ martes 15 de enero de 2019

Diálogo Universitario

División y apología


México sigue experimentando una intensa actividad poselectoral, y tiene como formas de expresión una profunda polarización entre grandes sectores de la población. De manera intencional o involuntaria se cae en bandos que presentan posturas más viscerales que racionales en más de las veces, y pocas son las voces que llaman a la cordura o a la mesura, así como al otorgamiento del beneficio de la duda sobre el nuevo gobierno federal.

Las redes sociales han sido el campo de batalla y la arena de ardidas discusiones, pero también lo han abonado el radio, la prensa escrita, y sobre todo la televisión, a un show político, que alimenta la estridencia de quienes vociferan contra la nueva administración o la alaban a rajatabla.

Por si no fuera suficiente tal escenario, el propio jefe del Ejecutivo y varios de sus funcionarios encienden la discusión venida de la inconformidad o molestia de muchos interlocutores o personajes de la vida pública. No hay un llamado a la cordura serio y contundente por ambos bandos.

Se han caído en exageraciones, en deformación de la realidad, y en un encono pocas veces visto entre varias esferas de la población política de México.

Cuál es la molestia o la inconformidad de los sectores? Existen varias, pero nos centraremos en una por ahora; la incomodidad de que el Gobierno Federal esté en manos de una persona con posturas de proto-izquierda. O bien, que el poder no esté en manos de alguien que les sea cómodo a ciertos sectores que tradicionalmente habían sido los herederos del poder y la influencia.

La división y la apología han sido no solamente los conceptos que describen las actitudes expresadas por personajes de la opinión pública, líderes de redes sociales o conductores de medios masivos de comunicación. La objetividad se ha dejado de lado y las posturas personales afloran, olvidándose que las instituciones siguen su curso y las domina la tendencia a establecer un orden social bien definido.

Para muchos sectores, los grandes problemas nacionales, como los enunciaba Andrés Molina Enríquez, pueden esperar, porque primero deben ganar las discusiones, y asestar golpes de descalificación a los adversarios. Por otro lado, la exageración y el escandalo alimentan las posturas. Por ejemplo, el caso del desabasto de gasolina ha servido para que algunos ya estén viendo un programa dictatorial de racionamiento del combustible como piensan que ocurría en la Polonia comunista. O bien, que el racionamiento de la gasolina estará bajo un programa venezolano o cubano socialista. Y que vivimos la peor crisis de la historia de México. Desde luego, quienes defienden al gobierno federal y al jefe del ejecutivo no abonan nada en la mesura, y avivan el pleito de manera intensa.

La recomendación que nos debemos hacer es recoger la mejor información posible de los hechos, los programas, las propuestas ciudadanas, de las posturas de los gobernantes y sus obras, para hacer una evaluación de los retos y los resultados, para después hacer una evaluación y emitir un juicio, o bien, adoptar una postura crítica que abone en beneficio de la construcción de la opinión pública.

@manuelbasaldua

División y apología


México sigue experimentando una intensa actividad poselectoral, y tiene como formas de expresión una profunda polarización entre grandes sectores de la población. De manera intencional o involuntaria se cae en bandos que presentan posturas más viscerales que racionales en más de las veces, y pocas son las voces que llaman a la cordura o a la mesura, así como al otorgamiento del beneficio de la duda sobre el nuevo gobierno federal.

Las redes sociales han sido el campo de batalla y la arena de ardidas discusiones, pero también lo han abonado el radio, la prensa escrita, y sobre todo la televisión, a un show político, que alimenta la estridencia de quienes vociferan contra la nueva administración o la alaban a rajatabla.

Por si no fuera suficiente tal escenario, el propio jefe del Ejecutivo y varios de sus funcionarios encienden la discusión venida de la inconformidad o molestia de muchos interlocutores o personajes de la vida pública. No hay un llamado a la cordura serio y contundente por ambos bandos.

Se han caído en exageraciones, en deformación de la realidad, y en un encono pocas veces visto entre varias esferas de la población política de México.

Cuál es la molestia o la inconformidad de los sectores? Existen varias, pero nos centraremos en una por ahora; la incomodidad de que el Gobierno Federal esté en manos de una persona con posturas de proto-izquierda. O bien, que el poder no esté en manos de alguien que les sea cómodo a ciertos sectores que tradicionalmente habían sido los herederos del poder y la influencia.

La división y la apología han sido no solamente los conceptos que describen las actitudes expresadas por personajes de la opinión pública, líderes de redes sociales o conductores de medios masivos de comunicación. La objetividad se ha dejado de lado y las posturas personales afloran, olvidándose que las instituciones siguen su curso y las domina la tendencia a establecer un orden social bien definido.

Para muchos sectores, los grandes problemas nacionales, como los enunciaba Andrés Molina Enríquez, pueden esperar, porque primero deben ganar las discusiones, y asestar golpes de descalificación a los adversarios. Por otro lado, la exageración y el escandalo alimentan las posturas. Por ejemplo, el caso del desabasto de gasolina ha servido para que algunos ya estén viendo un programa dictatorial de racionamiento del combustible como piensan que ocurría en la Polonia comunista. O bien, que el racionamiento de la gasolina estará bajo un programa venezolano o cubano socialista. Y que vivimos la peor crisis de la historia de México. Desde luego, quienes defienden al gobierno federal y al jefe del ejecutivo no abonan nada en la mesura, y avivan el pleito de manera intensa.

La recomendación que nos debemos hacer es recoger la mejor información posible de los hechos, los programas, las propuestas ciudadanas, de las posturas de los gobernantes y sus obras, para hacer una evaluación de los retos y los resultados, para después hacer una evaluación y emitir un juicio, o bien, adoptar una postura crítica que abone en beneficio de la construcción de la opinión pública.

@manuelbasaldua

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