/ martes 29 de enero de 2019

Diálogo Universitario

México cauteloso


México entra en una etapa discontinua, tanto en su política interior, como en la exterior en el momento en que un hombre de pensamiento proclive a la izquierda asume el poder. La trayectoria inercial de gobiernos de centro como de derecha ubicaba a nuestro país como un aliado natural de Estados Unidos. Y esa postura, agradaba a muchos sectores conservadores en el territorio nacional, hoy no es así.

La situación que enfrenta de manera interna el Gobierno de López Obrador no puede ser más crítica, como la misma en el escenario de la política exterior. Sin embargo, le han apostado a un camino cauteloso, postulando una posición de no intervención.

La frase porfirista de que México padecía porque estaba tan lejos de dios y cerca de Estados Unidos, parece no se ha disipado del todo, dados los escenarios que tenemos en pleno Siglo XXI. Pero el nerviosismo de muchos actores, desean ver a un Gobierno mexicano más agresivo y activo en el ámbito regional e internacional.

La crítica acérrima que se hace hasta el momento es que su aparente neutralidad, es decir, su no intervención, provoca que tenga efectos negativos. Pero estos grupos inquietos, no han logrado que el actual gobierno federal, se inmute ante tales demandas.

El escenario no es nada fácil, considerando que la migración centroamericana, la crisis que existe en Venezuela, la dificultad para mantener un acuerdo de Libre comercio con EEUU y Canadá, así como la relación bilateral en términos migratorios con los propios EEUU y la presión del supuesto pago de un muro fronterizo.

En el primer aspecto, que es el que ocupa la atención mediática, parece ser que absorberá gran parte de esa mano de obra que pretende cruzar hacia estados unidos, pero que se quedará una gran parte en el territorio nacional. Pero no es solo eso, a los expulsados de Estados Unidos provenientes de otras naciones, serán enviados a territorio nacional. En días pasados, no solo los centroamericanos han sido depositados en México, sino también rusos han sido trasladados a los estados fronterizos, y se espera que se haga lo mismo con otros no admitidos de otras naciones. Ahí, las relaciones bilaterales serán rudas y muy complicadas. Los asuntos espectaculares como el cierre del Gobierno de Estados Unidos y el combate a los huachicoleros, han dejado atrás de la mira el asunto del Tratado del Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, y aunque parezca que México no tiene las cosas fáciles, ahí está dentro de ese entramado comercial que sigue siendo importante para nuestro mercado productivo.

En lo que respecta a la crisis venezolana, parece que ha atinado en llamar al dialogo, y a no reconocer a nadie dentro de ese gobierno que no cumpla con las cuestiones de la legalidad. Pero tampoco le ha seguido el juego a Estados Unidos de intervenir como un vasallo, y hasta el momento, la postura mexicana ha destacado por la necesidad de la negociación, tal como lo pide también Uruguay y otros organismos internacionales. México está claro que los derechos humanos no deben ser usados como chantaje en la arena internacional.

En síntesis, la política internacional mexicana actual entra de lleno a una redefinición de su papel protagónico buscando como es natural la mejor posición para sí misma, no para los demás países. A medida que se logren los ajustes internos, y se calmen los ánimos con los mercados, las áreas de inversión y su planta productiva, así como de justicia social, estaremos con mejores condiciones de jugar un papel relevante y contundente en el plano mundial, así como recobrar la importancia que teníamos a nivel regional en América.

@manuelbasaldua

México cauteloso


México entra en una etapa discontinua, tanto en su política interior, como en la exterior en el momento en que un hombre de pensamiento proclive a la izquierda asume el poder. La trayectoria inercial de gobiernos de centro como de derecha ubicaba a nuestro país como un aliado natural de Estados Unidos. Y esa postura, agradaba a muchos sectores conservadores en el territorio nacional, hoy no es así.

La situación que enfrenta de manera interna el Gobierno de López Obrador no puede ser más crítica, como la misma en el escenario de la política exterior. Sin embargo, le han apostado a un camino cauteloso, postulando una posición de no intervención.

La frase porfirista de que México padecía porque estaba tan lejos de dios y cerca de Estados Unidos, parece no se ha disipado del todo, dados los escenarios que tenemos en pleno Siglo XXI. Pero el nerviosismo de muchos actores, desean ver a un Gobierno mexicano más agresivo y activo en el ámbito regional e internacional.

La crítica acérrima que se hace hasta el momento es que su aparente neutralidad, es decir, su no intervención, provoca que tenga efectos negativos. Pero estos grupos inquietos, no han logrado que el actual gobierno federal, se inmute ante tales demandas.

El escenario no es nada fácil, considerando que la migración centroamericana, la crisis que existe en Venezuela, la dificultad para mantener un acuerdo de Libre comercio con EEUU y Canadá, así como la relación bilateral en términos migratorios con los propios EEUU y la presión del supuesto pago de un muro fronterizo.

En el primer aspecto, que es el que ocupa la atención mediática, parece ser que absorberá gran parte de esa mano de obra que pretende cruzar hacia estados unidos, pero que se quedará una gran parte en el territorio nacional. Pero no es solo eso, a los expulsados de Estados Unidos provenientes de otras naciones, serán enviados a territorio nacional. En días pasados, no solo los centroamericanos han sido depositados en México, sino también rusos han sido trasladados a los estados fronterizos, y se espera que se haga lo mismo con otros no admitidos de otras naciones. Ahí, las relaciones bilaterales serán rudas y muy complicadas. Los asuntos espectaculares como el cierre del Gobierno de Estados Unidos y el combate a los huachicoleros, han dejado atrás de la mira el asunto del Tratado del Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, y aunque parezca que México no tiene las cosas fáciles, ahí está dentro de ese entramado comercial que sigue siendo importante para nuestro mercado productivo.

En lo que respecta a la crisis venezolana, parece que ha atinado en llamar al dialogo, y a no reconocer a nadie dentro de ese gobierno que no cumpla con las cuestiones de la legalidad. Pero tampoco le ha seguido el juego a Estados Unidos de intervenir como un vasallo, y hasta el momento, la postura mexicana ha destacado por la necesidad de la negociación, tal como lo pide también Uruguay y otros organismos internacionales. México está claro que los derechos humanos no deben ser usados como chantaje en la arena internacional.

En síntesis, la política internacional mexicana actual entra de lleno a una redefinición de su papel protagónico buscando como es natural la mejor posición para sí misma, no para los demás países. A medida que se logren los ajustes internos, y se calmen los ánimos con los mercados, las áreas de inversión y su planta productiva, así como de justicia social, estaremos con mejores condiciones de jugar un papel relevante y contundente en el plano mundial, así como recobrar la importancia que teníamos a nivel regional en América.

@manuelbasaldua

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