Por Marisa Rodríguez
Te has preguntado ¿cómo reaccionas ante los conflictos? Tal vez gritas, te enojas, lloras, tal vez no haces nada y sigues fluyendo por la vida.
Tenemos varias alternativas para solucionarlos. Una de ellas es el enfrentamiento o lucha, esto es para ver quién tiene más poder. Por ejemplo: cuando decimos cosas sin pensar, ofendemos a una persona y ésta última se enoja. responde de manera ofensiva, lastimándonos, ¿qué pasa? Las dos partes pueden contestar diciendo cosas que tal vez no sientan y en lugar de arreglar el asunto, el problema se hace mayor. Ninguno cede. Puede ser que cada vez que se vean se digan peores cosas o tal vez nunca se vuelvan a hablar, si la otra persona no se disculpa. Y pensamos: “ella tiene que dar el primer paso”, pero ¿por qué no lo das tú?
Es una lucha que puede involucrar a otros miembros de la familia o amigos y el problema que comienza con un malentendido termina en una lucha entre familias. Eso es muy común.
Esta manera de arreglar los conflictos, simplemente no funciona.
Hay otra manera, que es la huida, ya sea física o mental. Me alejo y asunto arreglado (no te vuelvo a ver ni a hablar). Pero ¿esto soluciona algo? Al parecer no, puede ser que nunca le hablemos o nunca enfrentemos el conflicto, aunque es peor porque comenzaremos a almacenar rencores que perduren de por vida, envenenando a nuestro ser.
Las soluciones, para resolver los conflictos, no terminan ahí afortunadamente. Hay otra manera (que es la que te recomiendo): resolver problemas a través del diálogo. Para lo cual tenemos que ser honestos, hablar desde el corazón, con palabras impecables, sin lastimar al otro.
Cuando estemos hablando, no hay que interrumpir. A nadie nos gusta que nos interrumpan, ¿qué pasa si lo hacen? Pues nos enojamos más y eso no ayuda a resolver problemas.
No hay que insultar, porque nos van a responder de la misma manera y se empeorarán las cosas.
Cuando nos hablen no hay que ignorar, ya que eso lastima a cualquier persona. Escuchemos con atención, comprendiendo a la otra persona, pero sobre todo habla sobre ti, no sobre alguien más. Pensemos que estamos en una situación con nuestra pareja y solo él nos señala todo lo malo que tenemos, ¿qué sensación tendrás? Y si ¿hablara en primera persona? Cambia la situación, podemos comprenderlo y por lo tanto podemos resolver el conflicto
Desarrollen juntos, diversas soluciones y escojan la que les beneficie a los dos. Esto se trata de ganar-ganar, que ninguna de las partes pierda y así vamos a encontrar la solución que nos haga sentir felices.
Recuerda no hacer suposiciones, porque solo va a empeorar la situación.
Nunca olvides ponerte siempre en los zapatos de la otra persona, camina un rato en ellos.
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