/ martes 10 de abril de 2018

Diálogo Universitario - Ciencia Gaya

Nuestro proyecto de nación no acaba de ser un plan con firmes definiciones y una ruta trazada con certeza e integridad. No, nuestro proyecto esta edificado por elementos circunstanciales y las condiciones que se van presentando a medida que quién está al mando fracasa y su estrategia de permanecer en el poder se convierte en una meta incompleta. Y si no ocurren pronto tales designios, habrá quien se acomida para que el fracaso le aparezca lo más pronto y de la peor manera posible. Muchas veces hemos oído hablar que alguien a quien le iba bien, pero tuvo que dejar su puesto o su proyecto porque en la empresa o en su organización alguien “le hecho política”.

Aunado a esto, con frecuencia vemos que la chapuza, el engaño, y la corrupción no es tan firmemente castigada porque tiene a final de cuentas, un fin benéfico, y se convierte esta práctica en la promoción de la ilegalidad mexicana. Contrario a la lógica, se convierte en una actitud aparentemente positiva que debemos seguir.

El caso más cercano que podemos conocer es el de las multas derivadas por las infracciones al reglamento de tránsito que son impuestas a quienes infringen la ley. Los infractores ocasionales suelen quejarse amargamente de la penalización susodicha, la pagan a regañadientes. Sin embargo, poco reparamos en el desglose del importe de tal sanción. El desglose del recibo que le otorgan al infractor después de pagar, se da cuenta que una pequeña cantidad se destina al apoyo a los bomberos, a la Cruz Roja y a varias escuelas primarias de la localidad. Muchas veces este enfado, se diluye al pensar que cuando menos se destina a Instituciones de beneficencia pública.

En cuestiones de un proyecto de nación sobre la ciencia y la tecnología, seguimos en el subdesarrollo. Y mientras el financiamiento para el organismo dedicado a promover, fomentar e impulsar estas actividades siga sin tener una etiqueta de recursos que se usen como consecuencia de la planeación y las intenciones de crecimiento nacional, la visión académica y de innovación seguirá siendo insuficiente y con niveles de rezago mayúsculo en relación con otras naciones que también cuentan con un organismo similar al de nosotros.

Le cuento esto, debido a que me ha sorprendido una nota publicada a nivel nacional y escrita por Laura Toribio en Excélsior sobre un dinero adicional que se le otorgara al Conacyt por motivos de multas a los partidos políticos en el periodo de campañas. De primera mano esto pareciera una buena noticia y un motivo de alegría debido a que se les aplican multas a los partidos políticos y el dinero se va a causas “nobles”.

Los partidos políticos mexicanos, deberían de ser organismos que promuevan la honestidad, el impulso a las acciones justas, pero no. Tienen múltiples sanciones en el ejercicio de sus campañas, o de las acciones de sus candidatos de su partido. Y a pesar de dar a conocer a la opinión pública tales condiciones, se les permite continuar en su camino de propaganda, campaña y promoción de su voto.

El Conacyt (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología) recibirá en esta primera parte del año un monto de 102 millones de pesos, derivado de las multas aplicadas por el INEE a los partidos políticos que incumplieron el reglamento o han hecho cosas no permitidas por la ley electoral. O sea, no hay problema si trasgreden o violentan la ley, a final de cuentas tiene un buen destino. Es decir, hay permiso para trasgredir la ley. La ciencia gaya –como la que describía NIETZSCHE - en nuestro país no florece como tal, porque además de ser una actividad académica, siguen con su visión corta los administradores de la ciencia, que no cabe o les estorba en sus proyectos de políticos.

@manuelbasaldua

Nuestro proyecto de nación no acaba de ser un plan con firmes definiciones y una ruta trazada con certeza e integridad. No, nuestro proyecto esta edificado por elementos circunstanciales y las condiciones que se van presentando a medida que quién está al mando fracasa y su estrategia de permanecer en el poder se convierte en una meta incompleta. Y si no ocurren pronto tales designios, habrá quien se acomida para que el fracaso le aparezca lo más pronto y de la peor manera posible. Muchas veces hemos oído hablar que alguien a quien le iba bien, pero tuvo que dejar su puesto o su proyecto porque en la empresa o en su organización alguien “le hecho política”.

Aunado a esto, con frecuencia vemos que la chapuza, el engaño, y la corrupción no es tan firmemente castigada porque tiene a final de cuentas, un fin benéfico, y se convierte esta práctica en la promoción de la ilegalidad mexicana. Contrario a la lógica, se convierte en una actitud aparentemente positiva que debemos seguir.

El caso más cercano que podemos conocer es el de las multas derivadas por las infracciones al reglamento de tránsito que son impuestas a quienes infringen la ley. Los infractores ocasionales suelen quejarse amargamente de la penalización susodicha, la pagan a regañadientes. Sin embargo, poco reparamos en el desglose del importe de tal sanción. El desglose del recibo que le otorgan al infractor después de pagar, se da cuenta que una pequeña cantidad se destina al apoyo a los bomberos, a la Cruz Roja y a varias escuelas primarias de la localidad. Muchas veces este enfado, se diluye al pensar que cuando menos se destina a Instituciones de beneficencia pública.

En cuestiones de un proyecto de nación sobre la ciencia y la tecnología, seguimos en el subdesarrollo. Y mientras el financiamiento para el organismo dedicado a promover, fomentar e impulsar estas actividades siga sin tener una etiqueta de recursos que se usen como consecuencia de la planeación y las intenciones de crecimiento nacional, la visión académica y de innovación seguirá siendo insuficiente y con niveles de rezago mayúsculo en relación con otras naciones que también cuentan con un organismo similar al de nosotros.

Le cuento esto, debido a que me ha sorprendido una nota publicada a nivel nacional y escrita por Laura Toribio en Excélsior sobre un dinero adicional que se le otorgara al Conacyt por motivos de multas a los partidos políticos en el periodo de campañas. De primera mano esto pareciera una buena noticia y un motivo de alegría debido a que se les aplican multas a los partidos políticos y el dinero se va a causas “nobles”.

Los partidos políticos mexicanos, deberían de ser organismos que promuevan la honestidad, el impulso a las acciones justas, pero no. Tienen múltiples sanciones en el ejercicio de sus campañas, o de las acciones de sus candidatos de su partido. Y a pesar de dar a conocer a la opinión pública tales condiciones, se les permite continuar en su camino de propaganda, campaña y promoción de su voto.

El Conacyt (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología) recibirá en esta primera parte del año un monto de 102 millones de pesos, derivado de las multas aplicadas por el INEE a los partidos políticos que incumplieron el reglamento o han hecho cosas no permitidas por la ley electoral. O sea, no hay problema si trasgreden o violentan la ley, a final de cuentas tiene un buen destino. Es decir, hay permiso para trasgredir la ley. La ciencia gaya –como la que describía NIETZSCHE - en nuestro país no florece como tal, porque además de ser una actividad académica, siguen con su visión corta los administradores de la ciencia, que no cabe o les estorba en sus proyectos de políticos.

@manuelbasaldua

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