/ miércoles 1 de agosto de 2018

El Bolígrafo

Las expectativas ciudadanas sobre el cambio en México


Llegamos al primer mes del contundente triunfo de AMLO en las pasadas elecciones y somos testigos del conjunto de acciones que el virtual presidente electo ha tomado tanto en la selección de su equipo de trabajo, el cual por cierto ya ha levantado algunas polémicas, como en las medidas de política pública anunciadas, orientadas al cumplimiento de las promesas de campaña; todo ello mantiene a la ciudadanía con un estado de ánimo positivo. Tan se está viviendo un periodo de grandes expectativas y esperanzas que incluso un ciudadano, Cuco Leyva, ya pidió que se investigue la muerte de Pedro Infante.

Este clima de alta confianza en que las cosas van a cambiar muy pronto, también se reflejaron en los resultados de la encuesta de Consulta Mitofsky del pasado fin de semana. El nivel de aceptación de López Obrador se incrementó y alcanzó el 45%, según Mitofsky es la primera ocasión desde 2008 en que su porcentaje de aceptación es superior a su porcentaje de rechazo.

La ciudadanía no hace distinciones, votó por el cambio y espera resultados positivos e inmediatos. La encuesta de Mitofsky presenta resultados interesantes y contundentes; para el 65% de la población la seguridad mejorará, el 67.4% considera que la economía mejorará y 64.8% tiene altas expectativas de que la política también se renovará. Pero no solamente tienden puentes de confianza, de igual manera establecen plazos para ver resultados, pues 61% de los encuestados marcan como plazo máximo un año para que las promesas se materialicen; en el otro extremo, solamente el 5.9% espera resultados después de tres años.

Sin embargo, una condicionante al cumplimiento de las promesas de campaña es la economía internacional, y en ella hay elementos que son impredecibles y difíciles de controlar. Al respecto, el Fondo Monetario Internacional (FMI), publicó el pasado 16 de julio el documento “Perspectivas de la economía mundial al día, actualización de las proyecciones centrales”, donde se resaltan las dificultades económicas internacionales debido a las tensiones comerciales provocadas por las decisiones proteccionistas de Donald Trump en materia de aranceles, las débiles tasas de crecimiento en la zona del euro, las fluctuaciones en los precios del petróleo, el incremento en las tasas de interés y el pronóstico de la pérdida del dinamismo industrial de los Estados Unidos.

El resultado del comportamiento económico mundial conduce a esperar una caída de 0.5% del PIB mundial para 2020. El impacto en América Latina será negativo, Brasil y Argentina verán tasas decrecientes del PIB en los próximos tres años y, en el caso de México, si bien no se mueve la expectativa de crecimiento de 2.3% para este 2018, se reduce la expectativa de crecimiento para 2019, de 3.0% a 2.7%, porcentaje muy lejano al que se aspira para combatir el desempleo y la pobreza.

En mi opinión, es evidente que las altas expectativas puestas en la futura administración constituyen un elemento de estímulo, pero también de presión, para hacer bien las cosas; el problema es que el cumplimiento de las promesas no es una cuestión de voluntad personal de AMLO. No podemos olvidar que vivimos en una sociedad global, donde los sucesos económicos, políticos y sociales que ocurren en cualquier parte del mundo, repercuten en nuestro país. En este sentido se deberá tener mucho cuidado con el contexto internacional y las posibilidades de concretar las políticas públicas que se vienen anunciando.

Las expectativas ciudadanas sobre el cambio en México


Llegamos al primer mes del contundente triunfo de AMLO en las pasadas elecciones y somos testigos del conjunto de acciones que el virtual presidente electo ha tomado tanto en la selección de su equipo de trabajo, el cual por cierto ya ha levantado algunas polémicas, como en las medidas de política pública anunciadas, orientadas al cumplimiento de las promesas de campaña; todo ello mantiene a la ciudadanía con un estado de ánimo positivo. Tan se está viviendo un periodo de grandes expectativas y esperanzas que incluso un ciudadano, Cuco Leyva, ya pidió que se investigue la muerte de Pedro Infante.

Este clima de alta confianza en que las cosas van a cambiar muy pronto, también se reflejaron en los resultados de la encuesta de Consulta Mitofsky del pasado fin de semana. El nivel de aceptación de López Obrador se incrementó y alcanzó el 45%, según Mitofsky es la primera ocasión desde 2008 en que su porcentaje de aceptación es superior a su porcentaje de rechazo.

La ciudadanía no hace distinciones, votó por el cambio y espera resultados positivos e inmediatos. La encuesta de Mitofsky presenta resultados interesantes y contundentes; para el 65% de la población la seguridad mejorará, el 67.4% considera que la economía mejorará y 64.8% tiene altas expectativas de que la política también se renovará. Pero no solamente tienden puentes de confianza, de igual manera establecen plazos para ver resultados, pues 61% de los encuestados marcan como plazo máximo un año para que las promesas se materialicen; en el otro extremo, solamente el 5.9% espera resultados después de tres años.

Sin embargo, una condicionante al cumplimiento de las promesas de campaña es la economía internacional, y en ella hay elementos que son impredecibles y difíciles de controlar. Al respecto, el Fondo Monetario Internacional (FMI), publicó el pasado 16 de julio el documento “Perspectivas de la economía mundial al día, actualización de las proyecciones centrales”, donde se resaltan las dificultades económicas internacionales debido a las tensiones comerciales provocadas por las decisiones proteccionistas de Donald Trump en materia de aranceles, las débiles tasas de crecimiento en la zona del euro, las fluctuaciones en los precios del petróleo, el incremento en las tasas de interés y el pronóstico de la pérdida del dinamismo industrial de los Estados Unidos.

El resultado del comportamiento económico mundial conduce a esperar una caída de 0.5% del PIB mundial para 2020. El impacto en América Latina será negativo, Brasil y Argentina verán tasas decrecientes del PIB en los próximos tres años y, en el caso de México, si bien no se mueve la expectativa de crecimiento de 2.3% para este 2018, se reduce la expectativa de crecimiento para 2019, de 3.0% a 2.7%, porcentaje muy lejano al que se aspira para combatir el desempleo y la pobreza.

En mi opinión, es evidente que las altas expectativas puestas en la futura administración constituyen un elemento de estímulo, pero también de presión, para hacer bien las cosas; el problema es que el cumplimiento de las promesas no es una cuestión de voluntad personal de AMLO. No podemos olvidar que vivimos en una sociedad global, donde los sucesos económicos, políticos y sociales que ocurren en cualquier parte del mundo, repercuten en nuestro país. En este sentido se deberá tener mucho cuidado con el contexto internacional y las posibilidades de concretar las políticas públicas que se vienen anunciando.

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