/ miércoles 7 de febrero de 2018

El Bolígrafo - La Constitución Mexicana

El pasado lunes 5 de febrero se celebró un año más de la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Es, sin duda, una fecha altamente significativa para todos los mexicanos ya que es nuestra máxima Ley, es la que regula el conjunto de actividades económicas, políticas, educativas y sociales del país. En su origen, la Constitución Mexicana fue ejemplar y guía esencial de la nación gracias a los artículos tercero, 27 y 123, sin omitir los derechos sociales y el respeto a las garantías individuales como la libertad de expresión, el derecho a participar en la vida pública del país y el principio de No reelección.

En el artículo tercero se enfatiza que la educación que imparta el Estado debe ser laica, gratuita y promover el desarrollo basado en los principios nacionalistas; el artículo 27 fue de gran trascendencia en su momento dado que el país tenía una economía basada en las actividades del campo y una población mayoritariamente rural, en dicho artículo se establece que el territorio nacional pertenece a los mexicanos, se propone acabar con las grandes propiedades en manos de pocas personas y promueve una profunda reforma agraria para mejorar las condiciones de vida de los campesinos. Mientras que el artículo 123 regulaba las relaciones obrero-patronales, estableció la jornada de ocho horas diarias, reconoció el derecho de los trabajadores a organizarse en sindicatos, promovió la protección laboral a menores de edad y mujeres y aseguraba un conjunto de prestaciones económicas como el reparto de utilidades.

Sin embargo, a 101 años de promulgada la Constitución mexicana, nos encontramos con una carta magna totalmente diferente. Alejandro Rosas y Julio Patán en su libro “México Bizarro”, nos dicen que una práctica política de los presidentes mexicanos es el de proponer y aprobar reformas a la Constitución sin to ni son, y en un rápido recuento señalan que de 136 artículos divididos en nueve capítulos, de los que consta la Constitución, Luis Echeverría reformó 40 artículos, José López Portillo 34, Miguel de la Madrid alcanzó a cambiar 66, Carlos Salinas De Gortari transformó 55 artículos.

Ernesto Zedillo no se quedó atrás y logró modificar 77 artículos, Vicente Fox bajó el ritmo y “sólo” modificó 31 de ellos, Felipe Calderón redobló esfuerzos y al terminar su mandato tenía 116 artículos nuevos en su haber. Por último, con Enrique Peña Nieto, para agosto de 2016, había logrado la aprobación del Congreso para renovar, remendar y enmendar 147 artículos constitucionales. Evidentemente muchos de los cambios son de forma, pero una parte esencial lo constituyen los cambios de fondo a artículos como el 123, o el 73 referido a las atribuciones que tiene el Congreso de la Unión.

A 101 años de la Constitución de 1917, estamos en un punto de alta complejidad política y social, como resultado de las fuertes tensiones entre los diferentes grupos que disputan el poder. La clase política mexicana cumple con el ritual de reunirse para rendirle homenaje en un contexto electoral en el que se avizoran fuertes conflictos durante el proceso y postelectorales.

En mi opinión, la ceremonia del 5 de febrero debería poner en el centro de la atención el hecho de que somos un país de leyes y que esas leyes, requieren  su respeto y obligada aplicación para cumplir con los grandes objetivos de una sociedad, que deberá ser, cada vez más justa y cada vez más igualitaria. Tenemos la oportunidad y la posibilidad de hacerlo, está por verse si también tenemos la voluntad de lograrlo.

El pasado lunes 5 de febrero se celebró un año más de la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Es, sin duda, una fecha altamente significativa para todos los mexicanos ya que es nuestra máxima Ley, es la que regula el conjunto de actividades económicas, políticas, educativas y sociales del país. En su origen, la Constitución Mexicana fue ejemplar y guía esencial de la nación gracias a los artículos tercero, 27 y 123, sin omitir los derechos sociales y el respeto a las garantías individuales como la libertad de expresión, el derecho a participar en la vida pública del país y el principio de No reelección.

En el artículo tercero se enfatiza que la educación que imparta el Estado debe ser laica, gratuita y promover el desarrollo basado en los principios nacionalistas; el artículo 27 fue de gran trascendencia en su momento dado que el país tenía una economía basada en las actividades del campo y una población mayoritariamente rural, en dicho artículo se establece que el territorio nacional pertenece a los mexicanos, se propone acabar con las grandes propiedades en manos de pocas personas y promueve una profunda reforma agraria para mejorar las condiciones de vida de los campesinos. Mientras que el artículo 123 regulaba las relaciones obrero-patronales, estableció la jornada de ocho horas diarias, reconoció el derecho de los trabajadores a organizarse en sindicatos, promovió la protección laboral a menores de edad y mujeres y aseguraba un conjunto de prestaciones económicas como el reparto de utilidades.

Sin embargo, a 101 años de promulgada la Constitución mexicana, nos encontramos con una carta magna totalmente diferente. Alejandro Rosas y Julio Patán en su libro “México Bizarro”, nos dicen que una práctica política de los presidentes mexicanos es el de proponer y aprobar reformas a la Constitución sin to ni son, y en un rápido recuento señalan que de 136 artículos divididos en nueve capítulos, de los que consta la Constitución, Luis Echeverría reformó 40 artículos, José López Portillo 34, Miguel de la Madrid alcanzó a cambiar 66, Carlos Salinas De Gortari transformó 55 artículos.

Ernesto Zedillo no se quedó atrás y logró modificar 77 artículos, Vicente Fox bajó el ritmo y “sólo” modificó 31 de ellos, Felipe Calderón redobló esfuerzos y al terminar su mandato tenía 116 artículos nuevos en su haber. Por último, con Enrique Peña Nieto, para agosto de 2016, había logrado la aprobación del Congreso para renovar, remendar y enmendar 147 artículos constitucionales. Evidentemente muchos de los cambios son de forma, pero una parte esencial lo constituyen los cambios de fondo a artículos como el 123, o el 73 referido a las atribuciones que tiene el Congreso de la Unión.

A 101 años de la Constitución de 1917, estamos en un punto de alta complejidad política y social, como resultado de las fuertes tensiones entre los diferentes grupos que disputan el poder. La clase política mexicana cumple con el ritual de reunirse para rendirle homenaje en un contexto electoral en el que se avizoran fuertes conflictos durante el proceso y postelectorales.

En mi opinión, la ceremonia del 5 de febrero debería poner en el centro de la atención el hecho de que somos un país de leyes y que esas leyes, requieren  su respeto y obligada aplicación para cumplir con los grandes objetivos de una sociedad, que deberá ser, cada vez más justa y cada vez más igualitaria. Tenemos la oportunidad y la posibilidad de hacerlo, está por verse si también tenemos la voluntad de lograrlo.

ÚLTIMASCOLUMNAS
miércoles 19 de diciembre de 2018

El Bolígrafo - 2018

Raúl Iturralde

miércoles 12 de diciembre de 2018

El Bolígrafo

Raúl Iturralde

miércoles 05 de diciembre de 2018

El Bolígrafo

Raúl Iturralde

miércoles 28 de noviembre de 2018

El Bolígrafo

Raúl Iturralde

miércoles 21 de noviembre de 2018

El Bolígrafo

Raúl Iturralde

miércoles 14 de noviembre de 2018

El Bolígrafo

Raúl Iturralde

miércoles 07 de noviembre de 2018

El Bolígrafo

Raúl Iturralde

miércoles 31 de octubre de 2018

El Bolígrafo

Raúl Iturralde

miércoles 24 de octubre de 2018

El Bolígrafo

Raúl Iturralde

miércoles 17 de octubre de 2018

El Bolígrafo

Raúl Iturralde

Cargar Más