/ miércoles 28 de marzo de 2018

El Bolígrafo - La ineficiencia asignativa de la economía mexicana

En esta ocasión abordo un tema que me parece sumamente interesante y que tiene que ver con la relación entre educación y crecimiento económico. Santiago Levy, Director del Instituto Mexicano del Seguro Social en el periodo de Vicente Fox y actualmente Vicepresidente del Banco Interamericano de Desarrollo, publicó en días pasados un artículo intitulado “¿Puede una mayor educación aumentar el crecimiento económico de México?”. Levy parte del hecho reconocido de que la educación es factor esencial para el bienestar de las personas, cuestión aceptada por los gobiernos, quienes destinan grandes cantidades de los recursos públicos para mejorar la calidad y ampliar la cobertura educativa. Esta ha sido una verdad que no se pone en duda y se considera que la fórmula aplica para todos los países y en todas partes.

Sin embargo, el estudio realizado por Levy demuestra que esta relación virtuosa no aplica en todas partes ni se da en automático. Tal es el caso de México donde este tipo de relación no ha representado un progreso para quienes tienen más grados de escolaridad. El dato es digno de reflexión y me parece que los responsables de la política pública mexicana deberían tomar en cuenta, sobre todo en este periodo de elecciones para que lo integren a sus proyectos de nación. El análisis abarca el periodo 1996 a 2015 y afirma que el pobre crecimiento económico tuvo como contraparte, y a contracorriente de la percepción generalizada, un aumento en el grado de escolaridad de los mexicanos y, aún más, en esos años los sectores de trabajadores más castigados en términos salariales han sido los más calificados.

Para decirlo en otros términos, durante el periodo analizado creció la oferta de capital humano calificado, los datos son contundentes: la oferta de trabajadores con primaria completa creció solamente en 0.8%, mientras que los solicitantes de trabajo con bachillerato creció 6.1% y con licenciatura 4.4%; no obstante, la demanda de este tipo de trabajadores no creció, en palabras de Santiago Levy, debido a las características de la planta productiva mexicana; el problema entonces está del lado de la demanda del mercado y no solamente en el desarrollo del sector educativo.

Tomando como ejemplo el sector de transportes, el de la producción de tortilla, la textil y el comercio minorista, Levy concluye que las enormes diferencias entre el tamaño de las empresas y su productividad es la base principal de lo que denomina ineficiencia asignativa, es decir, la incapacidad estructural de la economía mexicana para equilibrar el desarrollo. Y esto no es un problema menor, en México más del 90% de las empresas son micro, pequeñas y medianas, y de acuerdo con los datos del INEGI generan 72% del empleo; sobra decir que son empresas con baja productividad, con grandes problemas financieros, poca esperanza de vida, que ofrecen bajos salarios, no garantizan la estabilidad en el empleo y en consecuencia, el perfil de trabajadores que emplean es el que tiene pocos estudios.

En contraparte, las grandes empresas, son las que si pueden ofrecer un empleo decente, para hablar en términos de la Organización Internacional del Trabajo, pero en estas empresas no tiene cabida todos los trabajadores calificados.

En mi opinión, esta ineficiencia asignativa es resultado de las equívocas medidas de reformas aisladas y a medias, reformas sin efectos transversales y que solamente han provocados tensiones sociales y en muy poco han ayudado a mejorar la productividad y el desarrollo equilibrado del país.

En esta ocasión abordo un tema que me parece sumamente interesante y que tiene que ver con la relación entre educación y crecimiento económico. Santiago Levy, Director del Instituto Mexicano del Seguro Social en el periodo de Vicente Fox y actualmente Vicepresidente del Banco Interamericano de Desarrollo, publicó en días pasados un artículo intitulado “¿Puede una mayor educación aumentar el crecimiento económico de México?”. Levy parte del hecho reconocido de que la educación es factor esencial para el bienestar de las personas, cuestión aceptada por los gobiernos, quienes destinan grandes cantidades de los recursos públicos para mejorar la calidad y ampliar la cobertura educativa. Esta ha sido una verdad que no se pone en duda y se considera que la fórmula aplica para todos los países y en todas partes.

Sin embargo, el estudio realizado por Levy demuestra que esta relación virtuosa no aplica en todas partes ni se da en automático. Tal es el caso de México donde este tipo de relación no ha representado un progreso para quienes tienen más grados de escolaridad. El dato es digno de reflexión y me parece que los responsables de la política pública mexicana deberían tomar en cuenta, sobre todo en este periodo de elecciones para que lo integren a sus proyectos de nación. El análisis abarca el periodo 1996 a 2015 y afirma que el pobre crecimiento económico tuvo como contraparte, y a contracorriente de la percepción generalizada, un aumento en el grado de escolaridad de los mexicanos y, aún más, en esos años los sectores de trabajadores más castigados en términos salariales han sido los más calificados.

Para decirlo en otros términos, durante el periodo analizado creció la oferta de capital humano calificado, los datos son contundentes: la oferta de trabajadores con primaria completa creció solamente en 0.8%, mientras que los solicitantes de trabajo con bachillerato creció 6.1% y con licenciatura 4.4%; no obstante, la demanda de este tipo de trabajadores no creció, en palabras de Santiago Levy, debido a las características de la planta productiva mexicana; el problema entonces está del lado de la demanda del mercado y no solamente en el desarrollo del sector educativo.

Tomando como ejemplo el sector de transportes, el de la producción de tortilla, la textil y el comercio minorista, Levy concluye que las enormes diferencias entre el tamaño de las empresas y su productividad es la base principal de lo que denomina ineficiencia asignativa, es decir, la incapacidad estructural de la economía mexicana para equilibrar el desarrollo. Y esto no es un problema menor, en México más del 90% de las empresas son micro, pequeñas y medianas, y de acuerdo con los datos del INEGI generan 72% del empleo; sobra decir que son empresas con baja productividad, con grandes problemas financieros, poca esperanza de vida, que ofrecen bajos salarios, no garantizan la estabilidad en el empleo y en consecuencia, el perfil de trabajadores que emplean es el que tiene pocos estudios.

En contraparte, las grandes empresas, son las que si pueden ofrecer un empleo decente, para hablar en términos de la Organización Internacional del Trabajo, pero en estas empresas no tiene cabida todos los trabajadores calificados.

En mi opinión, esta ineficiencia asignativa es resultado de las equívocas medidas de reformas aisladas y a medias, reformas sin efectos transversales y que solamente han provocados tensiones sociales y en muy poco han ayudado a mejorar la productividad y el desarrollo equilibrado del país.

ÚLTIMASCOLUMNAS
miércoles 19 de diciembre de 2018

El Bolígrafo - 2018

Raúl Iturralde

miércoles 12 de diciembre de 2018

El Bolígrafo

Raúl Iturralde

miércoles 05 de diciembre de 2018

El Bolígrafo

Raúl Iturralde

miércoles 28 de noviembre de 2018

El Bolígrafo

Raúl Iturralde

miércoles 21 de noviembre de 2018

El Bolígrafo

Raúl Iturralde

miércoles 14 de noviembre de 2018

El Bolígrafo

Raúl Iturralde

miércoles 07 de noviembre de 2018

El Bolígrafo

Raúl Iturralde

miércoles 31 de octubre de 2018

El Bolígrafo

Raúl Iturralde

miércoles 24 de octubre de 2018

El Bolígrafo

Raúl Iturralde

miércoles 17 de octubre de 2018

El Bolígrafo

Raúl Iturralde

Cargar Más